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Profesionalismo, gerencialismo y performatividad.

  • Foto del escritor: Concretar Negocios
    Concretar Negocios
  • 17 sept 2018
  • 1 Min. de lectura

Actualizado: 18 sept 2018



Los puntos esenciales de diferencia, o dos de ellos al menos, son: prime­ro, que estas reelaboraciones, estos “post-profesionalismos”, son en último término reducibles al cumplimiento de reglas generadas de manera exógena, y segundo, que ellos convierten el profe­sionalismo en una forma de desempeño; que lo realmente importante en la práctica profesional está basado en el cumplimiento de requisitos fi­jos, impuestos desde afuera.


La performatividad es una tecnología, una cultura y una modalidad de reglamentación que

utiliza eva­luaciones, comparaciones e indicadores como medios para controlar, desgastar y producir cambio. El desempeño de sujetos individualmente con­siderados u organizaciones sirve como medida de productividad o rendimiento, o como índice de “calidad” o “momentos” de evaluación o ascenso.

La performatividad se logra a través de la producción y publicación de informa­ción, indicadores y otras acciones institu­cionales, así como de materiales promocio­nales, todo ello utilizado como mecanismos para la motivación, evaluación y comparación de profesores en términos de resultados. Es una compulsión por nombrar, diferenciar y clasificar.


Aliado de la performatividad y vinculado con ella, el gerencialismo ha sido el mecanismo clave en y para la reforma política y la reingeniería cultu­ral del sector público en los países septentriona­les durante los últimos veinte años.


El término profesionalismo se utiliza para describir a todas aquellas prácticas, comportamientos y actitudes que se rigen por las normas preestablecidas del respeto, la mesura, la objetividad y la efectividad en la actividad que se desempeñe.

VIDEO: Ética en el Ejercicio de la Profesión.

Fuente: Stephen J. Bal

 
 
 

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